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ETICAS PARA VIVIR EN UNA NUEVA ERA

ETICAS PARA VIVIR EN UNA NUEVA ERA

Estamos viviendo en una época profunda de crisis y transformación de una escala sin comparación en la historia del hombre. La crisis se caracteriza por un maltrato agresivo y sostenido no solamente hacia nosotros mismos pero también a todo eso que sostiene y nos da vida. En gran medida, parece que la situación se nos está escapando de las manos y si no encontramos una salida, el único resultado sería el caos y el fin de nuestro sistema de vida como hoy lo conocemos.

Por un lado, el ser humano provoca toda clase de los conflictos ideológicos, religiosos, culturales, sociales, sexuales y económicos cuyas consecuencias son demasiado numerosas para detallarlas aquí, pero nada más con un vistazo al periódico cada día, uno puede palpar la situación destructiva en que vive el mundo.

A la vez, nosotros sufrimos de otra contradicción que es igualmente destructiva y potencialmente más peligrosa porque sus efectos no se sienten de manera repentina, sino lenta y hasta que no estalle completamente no nos damos cuenta de la catástrofe que hemos producido. Esa es la del hombre contra la naturaleza y contra el mañana.

Esto se evidencia por el hecho de que las exigencias materiales, económicas y tecnológicas de una población en crecimiento descontrolado son cada día más intolerables, ya que los recursos naturales del planeta son finitos. Agravando esto tenemos la creciente incapacidad de absorción de nuestros desperdicios por parte de la biosfera. Ya nos estamos acercando a ciertos límites de capacidad ecológicos de sostener la vida misma. El hombre está acelerando la destrucción, casi sin control, de varias especies de animales, de ciertas fuentes químicas de la vida misma, de la vegetación, de los bosques, de los paisajes bellos que han sido inspiradores de tantas alegrías, imaginación y creatividad.

Esta violación ciega de los recursos del planeta para satisfacer nuestros antojos del momento enfatiza el conflicto entre el presente y la vida de futuras generaciones. Como nunca antes nuestra preocupación con el futuro debe ser de inmensa urgencia y relevancia por las consecuencias en el mañana de nuestras acciones de hoy que son en gran medida irreversibles. lo más inquietante es que serán las generaciones que aun no han nacido las que tendrán que sufrir las consecuencias de decisiones en las cuales no han participado. Se supone que uno de los principios de la planificación es el sacrificio o posposición de gratificación en el presente para el futuro, pero en realidad ha sucedido lo contrario.

Estas divisiones y conflictos han existido, en cierto sentido, desde que el hombre habitó la tierra por primera vez, pero hay una diferencia que distingue la presente situación de las del pasado. Por primera vez en la historia, el hombre tiene la capacidad no solamente de la autodestrucción total, sino también de destruir el mismo planeta. Estos conflictos ahora son de escala global. Pueden ser conflictos militares, económicos o sociales, disputando los recursos de la tierra, su distribución, patrones de intercambio internacional, control de la tecnología, etc., pero son globales en escala y esto en sí exige una solución urgente.

En gran medida las causas de los conflictos anteriormente mencionados se fundamentan en nuestra filosofía occidental de la vida. Este punto de vista es fundamentalmente materialista y dualista. Esta tradición separa a Dios de nuestra realidad. Dios es visto como el Creador del Universo y por lo tanto separado de él. El universo es considerado sin vida y como una máquina física en la cual el hombre ocupa una posición única y elevada.

El hombre entonces, tiene la potestad de usar y manipular este universo material para satisfacer sus propias necesidades. En este punto de vista la filosofía del modernismo juega un rol dominante. La ciencia y la tecnología son los instrumentos de poder y manipulación sobre las fuerzas impredecibles de la naturaleza. El modernismo es la filosofía del progreso basado en la prosperidad económica que se logra a través de la aplicación del poder material para obtener la satisfacción de las necesidades humanas, o sea, la aplicación de la ciencia. El momento ya exige más del hombre. Nuestra actitud, filosofía y ética de la vida misma tiene que cambiar. A mi entender, existen dos que son fundamentales si es que queremos construir un mundo mas sano y justo para nuestros hijos.

La Ética Ecológica representa una identificación total del hombre con todo lo que le rodea, entendiendo que él es parte del todo y que si abusa de su medio ambiente, él se está haciendo daño a sí mismo. El hombre no existe como entidad independiente de las leyes naturales; él es parte integral de todo. Tenemos que actuar como socios compañeros con la biosfera protegiendo los sistemas complejos de vida que sostienen el planeta, utilizando los recursos con sabiduría, modificando las relaciones ecológicas inteligentemente, reestableciendo mecanismos de reciclamiento en armonía con los sistemas naturales y dirigiéndonos hacia una nueva sociedad en equilibrio con las leyes naturales del planeta. El compromiso de nuestra civilización con la Ética Ecológica determinará si este mundo se mantendrá habitable.

La Ética de Autorealización implica que la meta de toda experiencia humana es la autorealización individual y el desarrollo evolucionarlo de conciencia de la raza humana. Tal como nosotros mismos deseamos nuestra propia autorealización debemos permitir que todo ser viviente se autorealice también.

Esta fomenta la compasión, la tolerancia y la comprensión hacia nuestros hermanos, a la vez eliminando la alienación y la ansiedad en que vivimos casi todos. Estas dos éticas que enfatizan la identificación del hombre con la naturaleza y la autorealización de cada hombre no son conflictivas sino complementarias.

Es importante recordar que es precisamente en tiempos de crisis agudas que cambios profundos son posibles, sean buenos o manos. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para crear una nueva era porque de lo contrario, las consecuencias serán catastróficas. Recuerden, un viaje de mil millas comienza con un solo paso.