Es claro que estamos viviendo en una época de transformación en todos los sentidos. Se evidencia el surgimiento de una verdadera conciencia colectiva mundial que está rompiendo las barreras religiosas, raciales, sexuales, sociales, políticas y económicas. Hay más demanda de participación a todos los niveles, un sentido creciente de responsabilidad no solamente hacia nuestras acciones personales, sino también hacia el prójimo y hacia la protección de nuestros recursos naturales y de las demás formas de vida que comparten este planeta con nosotros.
Sin embargo, hasta ahora se han estado enfrentando los problemas a través de la utilización de modelos de desarrollo desgastados y mal orientados que a la larga pueden causar más problemas de los que resuelven. Las alternativas de soluciones que hoy día se están proponiendo no son capaces de resolver los dilemas que nuestra civilización compleja presenta, sin tomar en consideración los que avecinan.
Es en este contexto que una institución sin fines de lucro, como es el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral, (IDDI), se inserta. El IDDI tiene casi diez años desde que se fundó apoyando el desarrollo de la población de bajos ingresos, mayormente en los asentamientos marginados de Santo Domingo. De hecho, nuestros proyectos significan solamente una gota de agua en un tremendo mar de problemas si se considera la escala de la situación que enfrentamos. Sin embargo, el modelo de desarrollo que aplicamos tiene muchas posibilidades de ser replicado masivamente, no solamente en muchas multiciplicidades a pequeña escala sino también en el sentido que los principios en que este se basa puede ser utilizado a nivel macro.
Nadie niega (mucho menos nosotros mismos) que hemos experimentado altos y bajos y que podemos aprender mucho todavía, pero sí podemos participar en el diálogo nacional aportando algunos puntos que hemos extraído de nuestras experiencias en proyectos de desarrollo comunitario. Los más sobresalientes son los siguientes:
- Es necesario fundamentar las políticas y acciones de desarrollo en principios claros y coherentes
Todo esfuerzo, por mas mínimo que sea, tiene que ser fundamentado en principios que sirvan de guía para las políticas y acciones que se tomaran y representan la filosofía de desarrollo de la institución. Estas se pueden llamar éticas de desarrollo y las mas sobresalientes son la Ética del Desarrollo Integral y la Ética del Auto-desarrollo.
- Es necesario atender las causas de nuestros problemas y no solamente los síntomas.
Siempre existen necesidades que tienen que ser resueltas de manera inmediata tales como agua potable, drenaje sanitario, etc. Es necesario realizar estrategias que enfrentan estas necesidades puntuales pero los programas de desarrollo no pueden abordar solamente los síntomas de esos problemas sin enfrentar las causas de porqué estos existen. En otras palabras, se debe balancear las acciones dirigidas a enfrentar las necesidades a corto plazo con esas que tienen como propósito la transformación de la sociedad dominicana. Uno no excluye al otro, sino que se complementan.
- Se debe promover la unificación de los sectores que componen la sociedad dominicana
Todos los sectores que componen nuestra sociedad son actores con un rol específico que jugar y cumplir. Sobre todo, es necesario que cada uno conozca la parte que le toca y que dentro de la globalidad de lo que es el desarrollo de nuestro país sepan que en estos momentos de crisis no tenemos el lujo de competir ni duplicar los esfuerzos que cada uno realiza sino complementar uno al otro. Esto aplica con mas vigor al Gobierno Dominicano.
- El rol de una ONG en proyectos de desarrollo comunitario
El IDDI define su rol frente al desarrollo comunitario en lo siguiente:
- Acompañar a los grupos organizados en sus acciones de desarrollo y no imponer o sustituir estos,
- Facilitar el proceso de desarrollo comunitario sirviendo de catalizador para los cambios que se tienen que dar en los asentamientos donde se trabaja,
- Promover la institucionalidad técnica y administrativa interna de los grupos comunitario para que puedan estar en capacidad de diseñar y formular políticas que promuevan el desarrollo integral de las comunidades,
- Fomentar la gestión de recursos técnicos y económicos para brindar apoyo y acompañamiento a los grupos y la comunidad.
Es claro que vivimos en una sociedad en transición y que es el deber de todo ser humano hacer aportes constructivos y desinteresados si es que queremos dejar un mundo sano y justo a nuestros hijos y nietos. También es claro que los modelos de desarrollo actuales no han sido capaces de resolver los problemas que hoy nos inundan (sin hablar de los que se avecinan).
Es hora de iniciar la rectificación de la fuente de nuestros problemas y no sus síntomas. Es un proceso lento pero imprescindible si es que queremos entrar en el próximo siglo como un país vigoroso, dinámico y democrático donde todos tengamos las mismas oportunidades de decidir nuestros propios destinos y auto-realizarnos como seres humanos.