No hay duda alguna de que en la actualidad existe una crisis de proporciones alarmantes, no solamente aquí en la República Dominicana sino también a nivel mundial. Esta crisis es una crisis de valores y de principios que sacude hasta los mismos cimientos de nuestra civilización y que tiene sus repercusiones y consecuencias a todos los niveles. Los problemas nacionales son solamente un reflejo en menor escala de la situación del ser humano a nivel global.
La crisis de conciencia se manifiesta de muchas formas, como por ejemplo:
- el afán de lucro que envenena y socava a un pueblo desde adentro;
- el énfasis en un desarrollo material con un enfoque meramente cuantitativo;
- el poco respeto que existe para los derechos humanos;
- las acciones por parte de miembros de todos los estratos socio-económicos y políticos que se basan en posiciones interesadas;
- una limitada colaboración, intercambio y confianza que existe entre los diversos sectores que componen la sociedad Dominicana;
- el poco respeto para el bienestar de la biosfera y todos los seres vivientes que la compone provocando así un desequilibrio casi mortal para el planeta;
- falta de una visión integral de la vida que nos lleve a imponer soluciones parciales e inmediatistas que a veces causan mas problemas de los que resuelven;
- una despreocupación con la calidad y condición de vida que dejaremos a nuestros hijos y nietos, entre otras.
Sin embargo, la forma de como estamos enfrentando esta situación es a través de la utilización de modelos y estructuras de sociedad desgastadas y mal orientadas que a largo plazo causarán mas problemas de los que resuelven. Las alternativas de soluciones que hoy día se están proponiendo no son capaces de resolver los dilemas que nuestra civilización compleja presenta.
Por un lado es claro que el poder de toma de decisiones en nuestra sociedad, sin excepción, se concentra en manos de un grupo muy selecto que no tienen una idea muy clara (ni tampoco les importa mucho) de las condiciones en que vive la gran mayoría de la población. (Si esto no fuera así la situación de los pobres fuera muy diferente.) Los sectores de poder resisten el inevitable avance hacia un pluralismo y democracia real que es el derecho de cada pueblo. Este grupo plantea e impone posiciones y políticas eminentemente interesadas con la intención de aumentar su control sobre la sociedad y de mantener el “estatus quo” a toda costa no entendiendo que esa actitud es contraproducente y que a la larga son ellos mismos que se van a ver perjudicados.
Por otro lado, se manifiesta que los planteamientos económicos que se lanzan son basados en esquemas que asumen que podemos seguir imponiéndonos indefinidamente en la biosfera exigiendo un crecimiento cuantitativo constante de la producción con el uso indiscriminado y antojadizo de nuestra fauna y flora y de los recursos minerales. Esto se manifiesta a diario con el envenenamiento de nuestros suelos cultivables, de los acuíferos y de la atmósfera, con la deforestación, con la matanza indiscriminada de cerca de 50 especies diariamente, en donde lo importante no es el mantenimiento y sostenimiento a largo plazo del recurso sino el criterio de maximizar la recuperación de la inversión de capital lo mas rápido posible. En si, se podría decir que nuestra actitud de que la biosfera existe para nuestro uso y explotación es un indicador claro de las concepciones erróneas que mantenemos sobre la vida misma que tiene sus inevitables consecuencias y repercusiones en todo lo que hacemos.
Cualquiera diría que hay una carrera no-declarada de ver cual país o grupo humano puede hacer mas daño en el menos tiempo posible. Los conceptos y modelos utilizados en nuestro lenguaje económico demuestran este tipo de filosofía. Como quiera, aunque esa actitud tuviera justificación el esquema actual no resuelve los problemas de nuestra población marginada que apenas está sobreviviendo, ya que no existen los mecanismos de asegurar una distribución adecuada de los bienes y servicios producidos.
La pregunta es clara: hacia donde es que nosotros queremos dirigirnos con estas acciones tan estrechas y egoístas? Que tipo de mundo es que queremos dejar para nuestros hijos? Que legado es que estamos creando con todo esto?
La respuesta es también clara: ninguno de los modelos actuales es capaz de producir esa sociedad que garantiza el bienestar del ser humano y del planeta. Ninguno de los esquemas económicos, políticos o sociales actuales han podido responder adecuadamente a las necesidades que nuestro país requiere hoy (ni mucho menos en el futuro). Es mas, se podría decir que la situación se está agravando.
En cierto sentido, lo que estamos viviendo es el último “pataleo” de una estructura que resiste el cambio y se aferra al pasado. Pero tarde o temprano la transición es imprescindible e inevitable si es que se quiere mantener este mundo habitable y evitar un caos destructivo. No hay otro camino de que dirigirnos hacia esa meta con seriedad y responsabilidad.
El enfoque de un nuevo modelo de sociedad tiene que permitir la oportunidad de todo ser humano de lograr su propio auto-desarrollo y auto-realización, tal y cual nosotros mismos exigimos esa oportunidad y que además este enfoque tiene que basarse en un desarrollo cualitativo del ser humano y de la biosfera que nos rodea y nos sostiene. Necesariamente, el énfasis debe ser en fomentar un desarrollo balanceado y armoniosos del individuo destacando su formación y concientización.
La reorientación de nuestra sociedad empieza con cambios fundamentales en la conciencia de cada ciudadano, con énfasis especial en los que actualmente poseen un grado mayor de poder en la toma de decisiones sobre el desarrollo nacional. Estos cambios pueden lograrse lentamente mediante un proceso dirigido y sostenido o pueden ocurrir en forma repentina y dramática provocado por una situación (o situaciones) fuera de control. Lo ideal es que sucedan paulatinamente para permitir un período de adaptación donde se pueda salvar lo positivo que actualmente tenemos. Pero hay que advertir que existen las dos posibilidades.
Cualquier esquema desarrollado tiene que incluir ciertos lineamientos que son los siguientes:
- el fomento de la toma de conciencia de que la transformación es inevitable;
- la elaboración de una visión de un mundo mas justo y balanceado alrededor de un nuevo imagen del ser humano;
- la promoción de un período de experimentación y de tolerancia hacia diversas alternativas, no solamente en cuánto a estilos de vida sino también en la concepción de nuestras instituciones;
- el incentivo de una política de moralidad y de ética profesional en el Gobierno, además de un mayor sentido de responsabilidad social en el sector lucrativo;
- el fomento de una exploración sistemática y educación pública relacionada con las posibles vías de lograr la auto-realización del ser humano;
- la aceptación de la necesidad de algunos controles responsables durante este período de transición para garantizar mayor libertad a largo plazo.