No cabe la menor duda de que una de las verdades no escritas de la vida es que el valor relativo y la ubicación en la escala evolucionaría de una sociedad es reflejado en los héroes que ésta mantiene e imita. En otras palabras, los héroes e ídolos de una civilización no son más que los símbolos de los valores y principios que sus integrantes poseen en un momento dado de su historia. En efecto, mucho puede ser aprendido de una sociedad sencillamente a través del estudio de sus héroes.
En ese sentido se puede hacer la siguiente pregunta: quiénes son nuestros héroes? Es no es muy difícil contestar ya que estos se pueden encontrar por todo nuestro alrededor. Están en los anuncios de la televisión como el elegante “playboy” vestido de última moda acompañado por la dama coqueta portando las prendas caras; ambos bebiendo un trago en una lujosa villa en las montañas. O quizá nuestro héroe es “Rambo”, que con su apariencia de invencible y muy macho nos simboliza el poder crudo codiciado por muchos, especialmente nuestros jóvenes. Quien sabe, también puede ser el magnate cuyas riquezas (bien o mal percibidas) le permite una libertad única en el mundo material adquiriendo todo lo que desea (aunque no necesita) para vivir la “buena vida”. Nuestro héroe también es el político, poseedor del “ poder” sobre las vidas de millones de millones de personas y súper mimado por todos los que le rodean. En fin, y para no cansar ya que la lista es larga, los símbolos e imágenes de nuestra era abundan por dondequiera. Son la marca y estampa de nuestra civilización y sin dudas, de otras, pasadas y presente.
Sin embargo, hay un hilo preocupante de esta lista de ídolos y es que todos representan una vida de exhibicionismo, de auto glorificación y de exceso en casi todos los sentidos. Son símbolos de una conciencia superficial y muy enraizados en el mundo mundano y mediocre, todos expresando una fuerte característica de egoísmo a expensas de otros.
Pero, dónde está el héroe de hoy que posee esas virtudes de compasión, de tolerancia y de comprensión, que ven a otros no como objetos para utilizar y explotar, sino como seres humanos compañeros en el mismo camino evolutivo que nosotros mismos?. Dónde está el héroe que sacrifica sus propios deseos para ayudar a que los demás también tengan lo que les falta, sea lo que sea?. Y dónde están los héroes que luchan por ideales y principios universales a favor del bienestar común de todos sin importarle si reciben retribución o reconocimientos por sus esfuerzos?
Ellos también han existido y todavía caminan entre nosotros. Sin embargo, son muy pocos que los buscan, y si los encuentran, aun menos los van a reconocer. Como dice un refrán “cuando un ladrón mira a un santo, solamente ve sus bolsillos”.
Es en ese contexto que creo que debemos reflexionar sobre las cualidades que representa ese Ser cuyo nacimiento celebramos durante esta época del año. Aun en tiempos difíciles y aparentemente desorientados, todavía existe un héroe digno de nuestra admiración, el Cristo.