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¿ NUESTRA DEMOCRACIA ?

¿ NUESTRA DEMOCRACIA ?

Nuestro país es muy mencionado en toda América Latina como un caso ejemplar de una democracia sólida y estable, pero cuando uno analiza todos los factores que están incidiendo en el ámbito nacional en estos momentos, realmente hay que admitir que tenemos mucho camino que correr antes de que se emita ese juicio tan confiado.

Aquí, como en muchos otros países “democráticos” (tanto del norte como del sur), el ciudadano ejerce su derecho de “participar” en la toma de decisiones sobre el destino de su país únicamente una vez cada cuatro años, pero el 99.8% del tiempo no posee ningún mecanismo formal que sirva para canalizar sus puntos de vista y que estos sean tomados en cuenta sobre el rumbo que el gobierno esté tomando.

Como se sabe ampliamente, el estilo de nuestros gobiernos siempre ha sido sumamente “presidencialista”, concentrando el poder en el Ejecutivo a expensas de los representantes legislativos que componen el Congreso Nacional, cuyas sesiones parecen más un circo que un foro serio y responsable de debate. El poder real en nuestro país siempre ha descansado en el Palacio Nacional y eso no es un secreto para nadie. Aquí tampoco existe un poder municipal que atienda las necesidades de nuestras ciudades pequeñas y sus alrededores. Los pobres gobiernos municipales no tienen la más mínima participación en el proceso de toma de decisiones, son casi nulos en todos los sentidos.

¿Y el Poder Judicial? Este tampoco ha sido capaz de independizarse y ejercer su mandato constitucional adecuadamente, ya que de lo poco que uno conoce los juicios parecen mas una escena de Tres Patines que el mecanismo designado por la Constitución para velar por el cumplimiento de nuestras leyes. (¡ A lo menos ya no tenemos jueces militares!) Cualquiera diría que ni tenemos Constitución, pero la hay. Lo que sucede es que no se respeta, o, mas bien, se interpreta antojadizamente, siempre a expensas de otro.

Estas elecciones son sumamente desilusionantes. Las posibilidades de triunfar dependen casi exclusivamente en los recursos que el candidato invierta en su campaña. Al igual que eso, los anuncios, la imagen, la forma en que se proyecta el mensaje, tiene mas importancia que el mensaje mismo. A esto hay que agregarle el hecho de que la institución (Junta Central Electoral) que está manejando el proceso electoral es controlada indirectamente por uno de los candidatos, ya que es el gobierno quien le desembolsa los recursos a la JCE.

Este gobierno, en particular, ha concentrado el poder en un grupo de personas muy reducidas (por no decir en una sola persona), situación que no es correcta no solamente para nuestra democracia, sino para el futuro de la República Dominicana ya que no hay ninguna garantía de que se estén tomando las decisiones que favorezcan al pueblo y su porvenir.

En conclusión, es realmente indignante para todos nosotros, ciudadanos dominicanos, seres humanos educados, concientes y con capacidad de pensar y decidir por nosotros mismos, tener que aceptar que nuestro destino sea manejado por un grupo muy reducido sin poder tener la mas mínima posibilidad de ser escuchados, ni mucho menos tomados en cuenta.

No somos robots y yo, particularmente, no puedo aceptar que mi destino sea decidido por otros sin que se me permita ninguna participación. El destino de mis hijos, de mi familia, de mi trabajo, de mi alimentación, de mi capacidad de proveer un futuro lleno de esperanzas a mis hijos, todo está, en gran medida, fuera de mi control y en manos de otros; otros cuya capacidad de decidir adecuadamente el rumbo de mi vida es muy cuestionable. Tenemos que exigir ese derecho de participar y de que nos tomen en cuenta, es nuestro deber exigirlo. La República Dominicana ya no puede ser considerada la propiedad de nadie y nosotros ya no somos seres humanos incapaces de decidir lo que queremos. Hace ya treinta años que Trujillo murió pero lamentablemente su mentalidad está viva y muy presente en la política nacional.

¿Entonces quien es que nos representa? ¿A quien debemos dirigirnos si queremos expresar nuestros puntos de vista y ser tomado en cuenta? ¿A quien? El Pueblo no tienen ni voz ni voto en los asuntos de su propio destino. No se puede decir que somos una democracia tal como se quiere proyectar. Eso es falso. A lo menos en eso debemos ser honesto. Es lamentable decir que el término democracia es únicamente un concepto utilizado por quienes quieren justificar sus acciones antojadizas.

A la luz de todo esto se nos hace más urgente insistir en construir una sociedad sana, donde todos los ciudadanos participen en el proceso de toma de decisiones, libre y concientemente. Ese es nuestro derecho y destino. Sin embargo, se entiende que con ese derecho un pueblo también contrae deberes. Para que seamos una verdadera democracia donde existe una relación horizontal en las relaciones de poder, el pueblo tiene que educarse para conocer y comprender todo lo relacionado con las decisiones que tiene que tomar. Es hacia eso que tenemos que trabajar. Es un proceso lento pero imprescindible si es que queremos entrar en el próximo siglo como un país vigoroso, dinámico y democrático donde todos tengamos las mismas oportunidades de decidir nuestros propios destinos y de auto-realizarnos como seres humanos.