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SOMOS DUEÑOS DE NUESTROS PROPIOS DESTINOS

SOMOS DUEÑOS DE NUESTROS PROPIOS DESTINOS

En la medida que nuestras vidas se vayan poniendo mas difíciles y complicadas y que los cambios en el mundo se aceleren progresivamente imponiendo constantemente nuevas limitaciones y exigencias que parecen interminables y casi inalcanzables, es natural que nos sintamos bastante tensos, frustrados y, sin duda, un poco perdidos.  Como resultado nos acostumbramos a culpar a todo lo que nos rodea por nuestros fracasos, inseguridades y falta de felicidad personal.  Siempre decimos que la situación económica es la culpa de nuestros problemas, o es un problema familiar, o son los vecinos, o es la incomprensión de nuestro(a) jefe(a) en el trabajo,  cualquier cosa menos nosotros mismos.

El problema con esta visión está en el hecho de que creemos que las causas de nuestras frustraciones siempre residen en el mundo externo a nosotros cuando precisamente lo contrario es la verdad.  Consecuentemente, es fácil echar la culpa a lo ajeno por nuestra situación sin entender que los únicos correctivos posibles existen dentro de cada uno de nosotros.  Como primer paso hacia el equilibrio personal es necesario reconocer que la clave de nuestra felicidad existe en comprender que aunque no podemos cambiar la realidad que nos rodea, sí somos capaces de transformar nuestra realidad interna y en el proceso modificar la perspectiva que poseemos del mundo.  Para lograr esto seria necesario entender y asimilar lo siguiente:

  1. Definitivamente la clave de la transformación personal es reconocer que uno tiene el poder de ver a todas las cosas como uno desea.
  2. Somos lo que creemos.  Nuestro sistema de creencias está basado en las experiencias del pasado que es constantemente súper impuesto en el presente con la anticipación de que ocurra en el futuro.  Nuestras percepciones del presente son tan dominadas por el pasado que es casi imposible ver las cosas sin distorsiones y sin limitaciones.  Con la voluntad, nosotros podemos re-examinar quienes creemos que somos y lograr una comprensión nueva y mas profunda de nuestra identidad personal y de la identidad de los demás.
  3. El experimentar esto nos permitirá un sentido de libertad total.  Ser libre nos permite vivir sin ningún tipo de miedo o limitación que nos impide ser lo que queremos ser y lo que somos.
  4. Siempre percibimos que los demás nos están atacando cuando en realidad ellos están actuando desde una posición defensiva o de ignorancia.  El que ataca es porque tiene miedo, siente que lo están amenazando o porque posee un sentido de culpabilidad que tiene un solo resultado y ese es el conflicto, no solamente con nosotros mismos sino también con los demás.
  5. Para experimentar la paz en vez del conflicto es necesario modificar nuestras percepciones.  En vez de ver a la gente como atacándonos es necesario entender su situación de ignorancia o de miedo, aunque ellos mismos no están concientes de esta condición.  La única forma de enfrentarlos es con el amor, demostrándoles que no es necesario temer, ni a nosotros, ni tampoco a la vida.
  6. Cuando las personas no actúan de acuerdo a nuestras expectativas, las criticamos reforzando así nuestras propias creencias incorrectas.  La paz personal no se obtiene mediante el empeño de cambiar a los demás sino de cambiar nuestras percepciones de ellos y de aceptarlos como son sin juzgarlos.
  7. La paz interna solamente se consigue cuando uno puede perdonar a los demás.  El perdón no es una manifestación de poder sobre el otro sino es el reconocimiento de lo que tu creíste que tu hemano/a te hizo nunca ocurrió.  Es el mecanismo que podemos utilizar para modificar nuestras percepciones incorrectas de los demás.
  8. Nuestras percepciones incorrectas se pueden corregir ahora mismo a través del desprendimiento de lo que creemos que lo demás nos han hecho.  Este proceso nos permite liberarnos de nuestro pasado y de ser libres a actuar sin limitaciones en el presente.  Así rompemos el ciclo eterno de culpabilidad y de miedo que constantemente distorsiona nuestra realidad.
  9. La esencia del amor es de poder dar de él sin limitaciones.  Solamente a través de esto podremos experimentar el milagro incondicional del amor y de la bondad.  Esto se logra mediante la comprensión de como el amor no tiene limites, se puede dar de el sin tener miedo de que este se nos acabe.

En conclusión, yo soy responsable por todo lo que percibo y lo que yo percibo se convierte en mi realidad diaria.  Yo escojo los sentimientos y pensamientos que quiero y la meta que deseo lograr.  Todo lo que me pasa es porque así lo determino, y yo recibo proporcionalmente a la voluntad que yo invierto.