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UNA NUEVA IMAGEN DEL PLANETA

UNA NUEVA IMAGEN DEL PLANETA

Somos tanto creadores como esclavos de las imágenes de formamos de nosotros mismos, no solamente como seres humanos sino también de nuestra colectividad y de la misma biosfera donde vivimos. Es en base a nuestras imágenes que estructuramos nuestras vidas y como nos relacionamos con todo lo que nos rodea. En si, la totalidad de estas visiones individuales conforman la imagen colectiva de una civilización. Cada colectividad ha poseído una visión particular que ha caracterizado su forma de existencia y por tanto el modelo de sociedad que cada una ha adoptado para si mismo. El estudio de las imágenes de una sociedad nos puede arrojar mucha información sobre nuestro futuro.

Sin duda, la visión de la vida que predomina en estos tiempos es la que establece que el ser humano es el centro del cosmos teniendo la potestad de usar y manipular este universo material para satisfacer sus propias necesidades. En este punto de vista la ciencia y la filosofía del modernismo juegan un rol dominante. La ciencia y la tecnología son los instrumentos de poder y manipulación sobre las fuerzas impredecibles de la naturaleza. El modernismo es la filosofía del progreso basado en la prosperidad económica que se logra a través de la aplicación del poder material para obtener la satisfacción de las necesidades humanas, o sea, la aplicación de la ciencia.

Este punto de vista es fundamentalmente materialista y dualista. Esta tradición separa a Dios de nuestra realidad. Dios es visto como el Creador del Universo y por lo tanto separado de él. El universo es considerado sin vida y como una máquina física en la cual el hombre ocupa una posición única y elevada.

Sin embargo, el resultado es previsible e inevitable. Para satisfacer sus demandas crecientes y antojadizas, el ser humano está acelerando la destrucción, casi sin control, de varias especies de animales, de ciertas fuentes químicas de la vida misma, de la vegetación, de los bosques, de los paisajes bellos que han sido inspiradores de tantas alegrías, imaginación y creatividad.

Esta violación ciega de los recursos del planeta enfatiza el conflicto entre el presente y la vida de futuras generaciones. Como nunca antes nuestra preocupación con el futuro debe ser de inmensa urgencia y relevancia por las consecuencias en el mañana de nuestras acciones de hoy que son en gran medida irreversibles. Para sobrevivir, el hombre necesita comida, agua, energía, espacio físico, etc., y al consumir éstos produce desperdicios. Sin embargo, las exigencias materiales, económicas y tecnológicas de una población en crecimiento descontrolado son cada día más intolerables, ya que los recursos naturales del planeta son finitos.

Sin embargo, no somos el centro del universo, ni mucho menos su dueño. Somos sencillamente una unidad de vida mas en esta nave espacial que llamamos planeta Tierra. Ya es hora de ser lo suficientemente maduros para reconocer eso. Acompañándonos en nuestros viajes están todos los otros reinos tanto sub como súper-humanos. La vida existe a todos los niveles desde el mas ínfimo hasta el mas cósmico. De la misma forma como nuestros cuerpos son compuestos por muchas pequeñas vidas nosotros somos parte integral de otro cuerpo inmensamente mas grande que el nuestro, el planeta.

Esta visión de la vida no es nueva ya que desde tiempos antiguos se ha escrito mucho sobre el tema. Por ejemplo, los antiguos Griegos le dieron al planeta el nombre de GAIA, o sea, la Madre Tierra. Para ellos el planeta era una entidad viviente y conciente que se auto-controlaba dentro de la cual todos los demás seres vivientes humanos, animales y vegetales forman parte de su cuerpo. Esta visión fue recientemente descrita por el inglés James Lovelock, un científico de la NASA (la agencia espacial de los Estado Unidos) que fue contratado por esa institución para realizar estudios sobre la posibilidad de crear un ambiente auto-regulador y auto-suficiente para sostener a los astronautas en sus vuelos espaciales (en este caso para un posible viaje a Marte). El se sorprendió muchísimo cuando durante sus investigaciones descubrió que habían muchas similaridades y paralelos entre lo que el estaba tratando de crear y los sistemas existentes en la biosfera. En efecto, el pudo constatar que el planeta contiene la capacidad conciente de poder auto-controlarse y de auto-modificar sus sistemas naturales para ajustar a las diferentes condiciones ecológicas cambiantes. O sea, que nada en este planeta sucede en forma coincidencial sino que todo obedece a una lógica y razón de ser. Gaia es la suma total de todas esas modificaciones que ocurren en el planeta. Ella vive y se transforma para responder a las condiciones cambiantes, pero lo hace de una manera conciente y balanceada.

Nuestra evolución como una civilización depende de la visión y del modelo de sociedad que adoptamos. Es importante recordar que la colectividad está compuesta por individuos y, por tanto, somos los responsables por el rumbo que queremos que nuestra sociedad tome. Si realmente somos capaces de comprender lo que somos, donde encajamos dentro del contexto global planetario y cual es nuestra relación con el mismo, es posible que aun podremos encontrar una forma de vida que permita salvar lo positivo que tenemos sin causar mayores estragos a la biosfera. Dudo que el planeta se destruya pero no estoy seguro que la civilización del hombre sobreviva sin transformaciones agudas.

Lo definitivo es que nuestras imágenes si tienen que cambiar ya que son cruciales en esa búsqueda para encontrar nuestro lugar en la vida, no como los únicos actores sino como uno mas dependiente de e inter-relacionado con todo lo demás que existe en este bello planeta: Gaia.

Es claro que estas imágenes no son estáticas sino transitorias y en la medida que estas cambian las civilizaciones también van transformándose. Es claro que son precisamente esas visiones del ser humano que determinan el rumbo hacia donde una sociedad camina, si es que sobrevive, evoluciona o muere.