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REDEFINIENDO NUESTRA SOCIEDAD

REDEFINIENDO NUESTRA SOCIEDAD

Verdaderamente estamos viviendo en tiempos de mucha trascendencia. Todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos evidencia que esta civilización está atravesando por una de las épocas de mayores transformaciones en la historia de la humanidad.  Sociedades enteras están en crisis: hay revueltas sociales, cuestionamientos profundos y violentos de los valores que han sido aceptados por siglos, guerras civiles y revoluciones armadas, estructuras enteras desmantelándose,  pronósticos científicos (bien fundados) de cambios radicales en el clima del planeta, surgimiento de movimientos profundamente religiosos y nacionalistas, trastornos de todo tipo en una escala verdaderamente impresionante.   

Aquí también, en nuestro pequeño país no cabe la menor duda de que en la actualidad existe una crisis de iguales proporciones.  Tal como ocurre a nivel global, la nuestra tiene sus raíces en una crisis de valores y de principios que sacude hasta los mismos cimientos de la sociedad y que tiene sus repercusiones y consecuencias a todos los niveles.  En términos generales, nuestros problemas se manifiestan aquí de muchas formas, como por ejemplo:

Una democracia disnfuncional e imposición de decisiones a todos los niveles: políticos, económicos y sociales;

  • El poco respeto que existe para los derechos humanos;
  • El afán de lucro que envenena y socava a un pueblo desde adentro;
  • El énfasis en un desarrollo materialista y meramente cuantitativo;
  • Las acciones de ciertos sectores que se basan en posiciones expresamente interesadas;
  • La poca colaboración, intercambio y confianza que existe entre los diversos sectores que componen la sociedad dominicana;
  • El poco respeto para el bienestar de la biosfera y todos los seres vivientes que la componen;
  • La imposición de soluciones parciales e inmediatitas a costa de un desarrollo integral sostenido y a largo plazo;
  • Y así,  sucesivamente.

Obviamente, nuestras prioridades tienen que cambiar ya que lo que se destaca es una clara despreocupación por la calidad y condición de vida que dejaremos a nuestros hijos y nietos.  Los esquemas actuales no han sido capaces de resolver los problemas que hoy nos inundan (sin hablar de los que se avecinan).  Es claro que hay un cansancio de las estructuras viejas, convencionales y rígidas que no responden a las realidades actuales.  A la larga una redefinición nos favorecerá a todos. 

La reorientación de nuestra sociedad empieza con cambios fundamentales en la conciencia de cada ciudadano, especialmente en los que actualmente poseen un mayor grado de poder en la toma de decisiones sobre el desarrollo nacional.  Estos cambios pueden lograrse lentamente mediante un proceso dirigido y sostenido o pueden ocurrir en forma repentina y dramática provocado por una situación (o situaciones) fuera de control.  Lo ideal es que sucedan paulatinamente para permitir un período de adaptación donde se pueda salvar lo positivo que actualmente tenemos.  Pero hay que advertir que existen las dos posibilidades.

En términos generales, esa búsqueda de alternativas debe enfatizar lo siguiente:

  1. Fomentar la toma de conciencia de que la transformación es inevitable.
  2. Elaborar una visión de un mundo mas justo y balanceado acompañado de una nueva imagen del ser humano.
  3. Promover un período de experimentación y de tolerancia hacia diversas alternativas,  no solamente en cuanto a estilos de vida sino en la concepción de nuestras instituciones.
  4. Incentivar una política de moralidad y de ética profesional en el Gobierno,  además de un mayor sentido de responsabilidad social en todos los sectores de la población dominicana.
  5. Enfatizar el desarrollo cualitativo y no únicamente los aspectos cuantitativos.
  6. Fomentar una exploración sistemática y educación pública relacionadas con las posibles vías de lograr la auto-realización del ser humano como individuo y de la sociedad dominicana como colectividad.

Sin embargo, y para que este proceso de búsqueda de alternativas tenga posibilidades de éxito, es necesario promover la creación de una sociedad donde se respeten los derechos humanos de todos sus integrantes, enfatizando que para que una democracia sea funcional, los miembros de la misma deben poseer la libertad de decidir qué es lo que quieren de la vida y de tener la oportunidad de expresarlo y realizarlo.  Sin duda, la peor decisión que un individuo podría hacer seria de renunciar a su derecho de tomar decisiones sobre su propio destino.  Una de las características más sobresalientes de la nueva civilización que está emergiendo es el respeto casi sagrado de la voz del individuo y, por ende, de sus diversas colectividades.  No hay otra forma de construir la sociedad que todos queremos sin permitir que sus integrantes tengan la oportunidad de participar libre y concientemente en el proceso de toma de decisiones.  No la hay, sencillamente.  

Una redefinición ya es imprescindible, no solamente en cuanto a las estructuras y esquemas existentes sino en cuanto a nuestras concepciones de lo que es una democracia, para qué es, cuáles son sus beneficios y cómo estos se expresan y se obtienen.  La situación en la República Dominicana no es ninguna excepción.  El rechazo de los esquemas actuales se acentuará cada día mas ya que en vez de resolver los problemas que nos agobian serán mas pronunciados en el futuro.  Ante esa situación, es la responsabilidad de todos ser agresivos y creativos en la búsqueda de alternativas de desarrollo que respondan a nuestra realidad y a las necesidades, aspiraciones y anhelos de nuestro pueblo.