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¿Y PORQUE NO AQUI?

¿Y PORQUE NO AQUI?

Verdaderamente estamos viviendo en tiempos de mucha trascendencia.   Todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos evidencia que esta civilización está atravesando por una de las épocas de mayores transformaciones en la historia de la humanidad.   Sociedades enteras están en crisis:   hay revueltas sociales,  cuestionamientos profundos y violentos de los valores que han sido aceptados por siglos,  guerras civiles y revoluciones armados,  estructuras enteras desmantelándose,  pronósticos científicos (bien fundadas)  de cambios radicales en el clima del planeta,  surgimiento de movimientos profundamente religiosos y nacionalistas,  trastornos de todo tipo de una escala comparable como los movimientos tectónicos de las capas continentales.   Verdaderamente impresionante.   

Aquí también,  en nuestra pequeña isla no cabe la menor duda de que en la actualidad existe una crisis de iguales proporciones alarmantes.  Tal como ocurre a nivel global,  la nuestra tiene sus raíces en una crisis de valores y de principios que sacude hasta los mismos cimientos de la sociedad y que tiene sus repercusiones y consecuencias a todos los niveles.   Nuestros problemas se manifiestan aquí de muchas formas, como por ejemplo :

  • El afán de lucro que envenena y socava a un pueblo desde adentro;
  • El énfasis en un desarrollo materialista y meramente cuantitativo;
  • El poco respeto que existe para los derechos humanos;
  • Las acciones por parte de miembros de todos los sectores que se basan en posiciones expresamente interesadas;
  • La poca colaboración, intercambio y confianza que existe entre los diversos sectores que componen la sociedad dominicana;
  • El poco respeto para el bienestar de la biosfera y todos los seres vivientes que la compone;
  • La imposición de soluciones parciales e inmediatistas que a veces causan mas problemas de los que resuelven;
  • Una despreocupación con la calidad y condición de vida que dejaremos a nuestros hijos y nietos,  y así,  sucesivamente.

Cualquiera podría decir que todo esto,  y mas,  siempre ha sucedido en la historia y que,  por tanto,  no tenemos que alarmarnos tanto.   Quizás eso es cierto.  Sin embargo,  hoy día,  las consecuencias de nuestras acciones e irresponsabilidades son de una escala única.  Nunca antes tenia el ser humano el potencial de auto-destruirse (no solamente por medios creados por nosotros pero además por una reacción de la biosfera en contra de los golpeos constantes que le lanzamos).   Nada mas por estas razones es necesario tomar en serio lo que nos está sucediendo.

Parece ser que en Europa Oriental lo están haciendo.   En los últimos meses los cambios han sido asombrosos.  Se ha caído el Muro de Berlín,  símbolo de la Guerra Fría.   Polonia,  Checoslovaquia,  Hungría,  Bulgaria y Alemania Oriental están atravesando por una etapa de transformación interna y de una búsqueda de alternativas muy interesante.   Estos países están dando un giro hacia una sociedad mas abierta,  mas democrática y mas libre.   Y eso es sin hablar de la Unión Soviética cuyo Secretario General,  Mikhail Gorbachov,  ha iniciado un proceso de re-estructuración (“perestroika”) y apertura  (“glasnost”)  que promete no solamente modificar esa sociedad sino también incidir en transformar la trayectoria de la humanidad.  (En si, el ha sido el catalizador de los cambios que se están dando en Europa.)    

O sea,  como resultado de la crisis que ellos estaban atravesando nació la búsqueda de nuevas soluciones a los problemas que los estaban afectando.   Esos pueblos ya no se satisfacen con las soluciones viejas y desgastadas.   Se destaca un aire de renovación,  un viento fresco de querer saborear la libertad,  de poder expresar los deseos y anhelos individuales y colectivos.  Es obvio que hay un cansancio de las estructuras viejas,  convencionales y rígidas que no responden a las realidades actuales.

La pregunta que naturalmente surge es que si esos países pueden ser tan atrevidos en buscar nuevos caminos,  porque nosotros no?  Que es lo que nos impide hacer lo mismo?   Porque esa resistencia?   Se sabe que los esquemas actuales no funcionan,  que no han sido capaces de resolver los problemas que hoy nos inundan  (sin hablar de los que avecinan).   A la larga una reorientación nos favorece a todos.   Sin embargo,  y a pesar de la necesidad imperante de iniciar este proceso,  lo único que se oye son los esquemas desgastados y viejos.   En ese sentido, la situación es un poco deprimente. 

Pero nos estamos concientizando aceleradamente y ya no será posible  (ni tampoco deseable)  negarnos nuestros derechos como pueblo,  dueños de nuestros propios destinos.  No se puede engañar a un pueblo eternamente.  Eso es una de las lecciones de los acontecimientos en Europa Oriental.   

La reorientación de nuestra sociedad empieza con cambios fundamentales en la conciencia de cada ciudadano,  especialmente en los que actualmente poseen un mayor grado de poder en la toma de decisiones sobre el desarrollo nacional.  Estos cambios pueden lograrse lentamente mediante un proceso dirigido y sostenido o pueden ocurrir en forma repentina y dramática provocado por una situación (o situaciones) fuera de control.   Lo ideal es que sucedan paulatinamente para permitir un período de adaptación donde se pueda salvar lo positivo que actualmente tenemos.  Pero hay que advertir que existen las dos posibilidades.

En esa búsqueda de alternativas se debe enfatizar lo siguiente :

  1. Fomentar la toma de conciencia de que la transformación es inevitable;
  2. Elaborar una visión de un mundo mas justo y balanceado acompañado de un nuevo imagen del ser humano;
  3. Promover un período de experimentación y de tolerancia hacia diversas alternativas,  no solamente en cuánto a estilos de vida sino también en la concepción de nuestras instituciones;
  4. Incentivar una política de moralidad y de ética profesional en el Gobierno,  además de un mayor sentido de responsabilidad social en todos los sectores de la población dominicana;
  5. Enfatizar el desarrollo cualitativo y no únicamente los aspectos cuantitativos;
  6. Fomentar una exploración sistemática y educación pública relacionada con las posibles vías de lograr la auto-realización del ser humano como individuo y de la sociedad dominicana como colectividad;
  7. Aceptar la necesidad de algunos controles responsables durante este período de transición para garantizar mayor libertad a largo plazo.

Con el nacimiento de una nueva era viene el dolor, como el dolor del parto al nacer un hijo.   Las estructuras viejas tienen que desaparecer.  No hay otra alternativa.   La pregunta es:  ¿cuando y bajo que condiciones?